Duo Salteño

Este blog está creado para todos aquellos que aman al Dúo Salteño: sus voces, su armonía, su repertorio. Difundir al Dúo, es una manera de agradecerles a Chacho y Patricio la emoción profunda e indescriptible que nos embarga al escucharlos

domingo, octubre 22, 2006

Para el Dúo Salteño, hay vida después de la nostalgia

http://www.lmcordoba.com.ar/2006/06-10-22/7_espect_06.htm



Gabriel Abalos - Especial para LA MAÑANA

La edad promedio de la platea hablaba del imperio de la nostalgia, lo que en mi caso quedaba disimulado tras el trajín periodístico. Desde su creación en 1967, el Dúo Salteño inyectó en el imaginario musical argentino unas cuantas ideas que nunca se habían oído en el folklore, de la mano maestra del Cuchi Leguizamón. Para nostalgia hay tela que cortar. El floruit del Dúo fue por los setenta, tiempos violentos, y también creativos, desbordantes. Muy buena época para el folklore, si las hubo.
Como nos hemos puesto escépticos, sabemos que no podemos realcanzar el pasado y, además, que si algo alcanzamos de él estará siempre fuera de contexto. Así acudimos a vivenciar el retorno del Dúo. Que ya había estado en Cosquín y este año tocó en La Trastienda, en Buenos Aires. El reencuentro en el San Martín comenzó con una ovación preliminar, al solo alzarse de las cortinas. Cheque en blanco como la barba de Patricio Jiménez, para él y para Patricio Echenique, acompañados esta vez por el guitarrista cordobés Gustavo Gancedo, que se les pegó en París.
La zamba “Bajo el azote del sol”, fue lo primero que se oyó en el silencio absoluto de la platea presta a sumergirse en esta revivificación de la memoria. Y el Dúo fue confirmando, tema a tema, algunos sustentos para emerger con la memoria para nada maltratada en este careo con el hoy. Para empezar, las voces siguen estando frescas, lo cual es un aspecto sustantivo. En segundo lugar, se trata de un reencuentro con el Cuchi, fundador, arreglador, maestro del Dúo Salteño, quien le dio su sello estilístico a partir de la materia prima vocal de Chacho y Patricio. Varios de los arreglos de Leguizamón son rescatados en el repertorio actual del Dúo, y dan ocasión de conjugar memoria y actualidad para llegar a la conclusión de que en eso precisamente consiste ser un clásico. Y el encuentro de la música del Cuchi con el color vocal del Dúo, vuelven a funcionar, desarmando todo escepticismo.
Temas como “El arriero” de Yupanqui en el arreglo de Leguizamón, sirvieron para mostrar cómo el genio del Cuchi nos hace volver a escuchar ese viejo tema bajo otra luz. Por supuesto que algunos intervalos finales de muchos arreglos se repiten hasta formar un cierto cliché, que hay revelaciones ya formuladas por el Dúo y que no todo puede re-revelarse todo el tiempo. Pero hay también mucho, muchísimo para oír y ser todavía sorprendido.
Temas como “Coplas para la luna” de José Moreno y música de Rolando Valladares,
“Zamba del imaginero”, de Tejada Gómez y Leguizamón, o “Canción de cuna para el vino”, de Castilla y Leguizamón, nos retrotraen al futuro dormido en esas canciones de hace varias décadas, al punto de encaje donde el folklore musical argentino alcanzó una mirada crítica, abierta y madura.
El retorno funciona, los cantantes son mejores juntos que por separado, el Dúo sigue siendo aquel, ese color, el empleo del falsete por Chacho, la segunda de Patricio, los temas y los arreglos del Cuchi. Con los ojos cerrados, en la penumbra del San Martín, se podía vislumbrar la misma energía original, y no caía en saco roto.
 
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